Sean Baker, conocido por su capacidad para retratar con sensibilidad las vidas de los marginados, presenta en Anora su obra más ambiciosa hasta la fecha. La película, que se llevó la Palma de Oro en el Festival de Cannes, nos introduce en la vida de Ani, una bailarina exótica de Nueva York interpretada con maestría por Mikey Madison. Desde sus primeros momentos en pantalla, Ani logra conquistar al público con su mezcla de ingenio callejero, encanto natural y una vulnerabilidad que la hace profundamente humana.

La historia sigue a Ani, quien ocasionalmente ofrece servicios más allá del baile para complementar sus ingresos. Su vida da un giro inesperado cuando Ivan (Mark Eydelshteyn), el joven heredero de un oligarca ruso, entra en su club. Lo que comienza como una relación transaccional rápidamente se transforma en una conexión más profunda, llevándolos a un matrimonio improvisado en Las Vegas. Sin embargo, este cuento de hadas contemporáneo pronto se desmorona, cuando las diferencias de clase, los prejuicios y los intereses de la poderosa familia de Ivan amenazan con destruir su unión.
Anora brilla como una exploración honesta y libre de juicios sobre el trabajo sexual y las relaciones humanas. Baker utiliza su característico realismo para mostrar no solo la vida de Ani, sino también el mundo que la rodea: los clientes del club, las dinámicas entre las bailarinas y los trabajadores invisibles que sostienen la vida de lujo que Ivan da por sentada. La película no romantiza la opulencia ni la juzga, sino que destaca las contradicciones de un mundo donde las personas son vistas como herramientas desechables.
Anora brilla como una exploración honesta y libre de juicios sobre el trabajo sexual y las relaciones humanas.
El elenco secundario merece una mención especial, en particular el trío de torpes secuaces enviados por la familia de Ivan para anular el matrimonio. Interpretados por Karren Karagulian, Vache Tovmasyan y Yura Borisov, estos personajes añaden una dosis de humor físico y absurdo a la narrativa, equilibrando los momentos más intensos con escenas hilarantes.
La actuación de Madison como Ani es el corazón de la película. Su capacidad para transmitir una mezcla de fuerza y fragilidad convierte a Ani en una protagonista inolvidable. A su lado, Eydelshteyn interpreta a Ivan con una energía juvenil y despreocupada que lo hace encantador y, al mismo tiempo, frustrantemente inmaduro.

Aunque el ritmo de la película puede sentirse irregular en algunos momentos, con una duración que podría haberse reducido, el mensaje central de Baker nunca pierde fuerza. Anora es un recordatorio de que todos merecemos respeto y dignidad, independientemente de nuestra ocupación o pasado.
Con un final que desafía las expectativas, Baker nos invita a reflexionar sobre las relaciones humanas, las desigualdades sociales y el valor intrínseco de cada individuo. Anora no es solo una película sobre una stripper que busca un futuro mejor; es una mirada profunda y empática a las contradicciones de la vida moderna, donde el amor y la supervivencia a menudo están en tensión.
En definitiva, Anora es un manifiesto sex-positive que se niega a caer en clichés o juicios simplistas, y un logro más en la carrera de Baker como uno de los cineastas más humanos de su generación.
“Anora” de Sean Baker es una de las 10 películas que compiten por la estatuilla de “Mejor Película” en los Premios de la Academia 2025.