Waitress México llegó al Teatro San Rafael para demostrarnos que el teatro musical también puede saber a esperanza (y a tarta de manzana). Esta nueva puesta en escena –primera vez que Waitress se presenta en español en nuestro país– combina humor millennial, música pop de alto nivel y actuaciones que te dejan el corazón blandito. Es el tipo de show que te hace reír a carcajadas, llorar un poquito en tu asiento y salir tarareando canciones, porque al final todos queremos soñar con un final feliz. Y vaya que Waitress nos invita a soñar en grande.

Azúcar, mantequilla, harina… y calidad Broadway
Desde que entras al teatro, sientes que te teletransportaste a Broadway (pero sin tener que empeñar un riñón para el boleto, gracias). La producción de Waitress México no escatimó en calidad: la dirección está a cargo de Abbey O’Brien –quien ha montado Waitress alrededor del mundo– y trajeron escenografía original de Broadway para recrear fielmente el icónico diner de la historia.
Además, es notable el cuidado en la adaptación al español. El libreto original de Jessie Nelson fue traducido por Paula Zelaya Cervantes, y el show cuenta con 19 canciones de Sara Bareilles adaptadas al español por el actor y director Alan Estrada, respetando la esencia de las letras originales
Esto significa que podrás disfrutar temas como “What Baking Can Do” o “She Used To Be Mine” en tu idioma sin que pierdan una pizca de su magia. Fun fact: incluso ajustaron algunos nombres de personajes para acercarlos al público local –por ejemplo, el esposo de Jenna que en inglés se llama Earl aquí le dicen Eric para que no suene tan raro en español
Son esos pequeños detalles los que muestran una producción hecha con cariño y pensando en la audiencia mexicana. ¡Y se agradece! Porque uno se siente en casa escuchando diálogos y chistes adaptados, pero con el espectáculo de primer nivel intacto.

Un elenco que canta y encanta (100/100)
El talento en escena es otro de los platos fuertes. La protagonista Aitza Terán brilla con luz propia como Jenna – no por nada es una de las estrellas del teatro musical mexicano. Su voz es tan poderosa y emotiva que le damos calificación perfecta: 100 de 100 (y porque no existe 101). Cuando interpreta la gran balada del show, “Ella era mía” (versión en español de She Used to Be Mine), prepárate: es el momento lagrimita seguro, de esos que erizan la piel y ameritan ovación cerrada. Aitza logra transmitir cada matiz de Jenna, esta mesera y experta pastelera atrapada en una vida complicada, pero que no pierde la esperanza. Su voz y actuación te hacen sentir cada emoción del personaje – como decimos aquí, tiene todo que ver.
Por su parte, el resto del elenco principal no se queda atrás. El reparto incluye a figuras reconocidas de la escena musical: Denisha como Becky (imponente y carismática, con una voz soul potente que te deja diciendo “¡wow!”), Moni Campos como Dawn (tierna y hilarante, perfecta en su timidez nerd), Vince Miranda como el Dr. Pomatter (el guapo doctor con corazón noble y torpezas adorables), Jonathan Portillo como Ogie (el pretendiente más intensamente chistoso de la historia), Mariano Palacios como Eric –el marido de Jenna– y Gerardo González como Joe, entre otros.
La química entre todos se siente genuina y fresca, como si de verdad llevaran años sirviendo café juntos en el diner. Cada vez que entonan en conjunto números como “Opening Up” al inicio de la obra, sus armonías llenan el teatro de energía y alegría. Y cuando llega el momento de los solos, cada quien luce: Denisha se arranca con riffs dignos de playlist de R&B, Moni nos regala notas agudas llenas de humor y corazón, Vince aporta un tono cálido perfecto de galán torpe, etc. En pocas palabras, este elenco canta y encanta. Se nota la experiencia – muchos vienen de otros musicales exitosos – y también se nota que se divierten, lo cual el público percibe y agradece. (Bonus: seguro más de un espectador salió del teatro stan declaradísimo de alguno de ellos en Instagram).

Azúcar para los oídos: la música de Sara Bareilles
Si eres fan de Sara Bareilles desde que cantabas “Love Song” o “Brave” en tu playlist allá por los 2000s, este musical te va a encantar. La música compuesta por Bareilles es el corazón de Waitress: canciones pop cargadas de sentimiento que avanzan la historia y se te quedan pegadas como caramelo. Desde melodías optimistas como “Opening Up” (que abre el telón con vibra positiva y caféina musical) hasta baladas desgarradoras estilo “She Used to Be Mine”, cada canción está llena de la personalidad y el sello de su autora. Y lo mejor es que en español mantienen su impacto emocional gracias a la cuidadosa adaptación. El propio Alan Estrada comentó que buscó que las canciones “se sintieran como si hubieran sido escritas originalmente en español”, respetando rimas e intención
¡Misión cumplida! El público sale del teatro cantando fragmentos en español como si toda la vida se las supieran.
Hay números musicales que desatan ovaciones espontáneas: por ejemplo, el solo de Aitza en “Ella era mía” suele dejar al respetable shook y en lágrimas (no lloramos, se nos metió una basurita en el ojo, lo juro). Y en el otro extremo, la hilarante canción de Ogie declarando su amor obsesivo arranca carcajadas – “Nunca jamás te vas a deshacer de mí”, Aquí es donde la frase “amar es que jamás te vas a deshacer de mí” aplica perfecto: suena ultra romántica y un poquito tóxica a la vez, pero en voz de Ogie es tan absurda y adorable que el público ríe sin parar. La mezcla de ritmos y estilos en el soundtrack mantiene a todos enganchados: hay baladas pop-rock, temas divertidos de estilo vaudeville, y hasta canciones corales llenas de armonías deliciosas. Cada quien tendrá su favorita – hay quienes saldrán cantando “La Magia de Hornear” (versión de What Baking Can Do), otros con “Cuando me vea” (Dawn poniéndose nerviosa con su cita), y los más intensos quizás con “Maldito Earl” (bueno, Eric ahora) bajo el brazo. En definitiva, la música de Sara Bareilles endulza el alma de esta obra y la eleva de una simple historia tierna a un viaje musical inolvidable.
Dato curioso pop: la mismísima Sara Bareilles vino al estreno en México y nos regaló tremendo momentazo. Se subió al escenario y puso a cantar a todo el Teatro San Rafael con “What’s Inside”, la canción de apertura, haciendo vibrar a fans y elenco por igual
Ese coro de cientos de voces unidas con Sara fue la cereza del pastel (o mejor dicho, la bola de helado sobre el pay caliente) en una noche mágica. Si eso no demuestra el impacto de su música en la obra, no sé qué lo haga – todos en ese teatro sentíamos el corazón latiendo al mismo ritmo, conectados por la música. ¡Un lujo tener a la compositora cantando junto al público!

Personajes entrañables y amores (¿tóxicos?) que llegan al corazón
Waitress no solo se trata de hornear pays; en el fondo es una historia de personajes entrañables y relaciones con las que muchos podemos identificarnos (unas saludables y otras definitivamente no). Por un lado, tenemos la bellísima amistad femenina entre Jenna y sus compañeras de trabajo, Becky y Dawn, que mencionamos antes. Son las amigas que todos quisiéramos tener: sinceras, divertidas y leales a morir. Sus dinámicas nos recuerdan que la amistad es la familia que uno escoge, y que a veces las personas que menos esperas se convierten en tu mayor red de apoyo. Las tres comparten escenas de risa (como sus conversaciones sobre citas por internet o recetas nuevas con nombres graciosos) y también momentos de confesiones emotivas en la cocina del diner. Es imposible no amarlas: literalmente querrás salir de la función a mandar un mensaje al grupo de tus mejores amig@s diciendo “¡los quiero, gracias por estar en mi vida!”.
Y es que hablemos del marido: en la trama, Jenna enfrenta un matrimonio realmente tóxico con Earl –acá Eric–, interpretado por Mariano Palacios. Este personaje representa ese amor oscuro y posesivo que desafortunadamente muchas mujeres han vivido. Su lema podría ser “aunque muera el sol, mía será”, una frase que podría sonar romántica en un poema cursi pero que en él se vuelve escalofriante. Eric es el tipo de hombre que confunde amor con control, y cree que “esposa feliz” significa “esposa sometida”. El musical no edulcora este tema; al contrario, lo muestra de forma realista y cruda. Vemos a Jenna sufrir violencia emocional, manipulación y miedo, algo que resuena tristemente en el contexto mexicano actual
Pero aplaudo cómo la historia maneja este conflicto: con sensibilidad, sin caer en morbo, y dejando claro el mensaje de que nadie merece vivir así. La actuación de Mariano Palacios logra que le tengamos tirria al personaje (¡y vaya que lo consigue! uno quiere meterse al escenario a jalarle las orejas). Esto hace que toda la audiencia esté haciendo fuerza mental para que Jenna reúna el valor de liberarse. Cuando Jenna finalmente confronta su situación y busca una salida, se siente como un gol en el último minuto: liberador, justificado y lleno de empoderamiento.
Mención especial merece Ogie, el pretendiente de Dawn, porque es el encargado de los momentos más divertidos. Jonathan Portillo se roba escenas con su comedia física y ese encanto raro del tipo insistente pero de buen corazón.
Todos Queremos Soñar
Al final del día, los personajes de Waitress se ganan un lugarcito en tu corazón. Son humanos, con fallas y virtudes, te identificas con sus sueños y temores. Jenna, especialmente, evoluciona de ser alguien resignada a una mujer valiente que toma las riendas de su vida – y ese viaje emocional, acompañado por sus amigos y por la música, es lo que hace a este musical tan especial. Como bien dice Aitza Terán, “esta es una historia que invita al público a reflexionar, pero también a encontrar luz y esperanza”
¡No te pierdas Waitress México! Esta puesta en escena llena de sabor, risas y corazón estará en cartelera hasta mayo 2025 en el Teatro San Rafael.

Es, sin duda, el plan perfecto para fans del teatro musical y para cualquiera que necesite una dosis de buena vibra (y quizá salir cantando “Sugar… Butter… Flour!” en español camino a casa). ¿Quién diría que un musical sobre pies podría darnos tantas lecciones de vida y momentos inolvidables? Waitress México lo consigue con creces. ¡Buen provecho teatral!