
Kate Hudson brilla en Running Point, la comedia de básquetbol con una banca de lujo
¿Qué pasa cuando la hija fiestera de una dinastía deportiva se convierte en la presidenta de un equipo de la NBA? Running Point, la nueva serie de Netflix creada por Mindy Kaling, responde a esa pregunta con un mix de comedia, intriga corporativa y mucho carisma. Inspirada libremente en la historia de Jeanie Buss y los Lakers, esta sitcom sigue a Isla Gordon (Kate Hudson), la nueva jefa de los Los Angeles Waves, tras la salida de su hermano mayor Cam (Justin Theroux) a rehabilitación. Lo que sigue es un caos deliciosamente entretenido.

Desde el primer episodio, Isla se enfrenta a un reto mayúsculo: manejar un equipo de la NBA sin que nadie (especialmente sus propios hermanos) crea en ella. Con una actitud entre Shiv Roy (Succession) y Rebecca Welton (Ted Lasso), Isla tiene instintos naturales para el negocio, pero también un historial de fiesta y desmadre que la pone bajo la lupa. Su equipo incluye a su mejor amiga y asistente Ali Lee (Brenda Song), el carismático coach Jay (Jay Ellis) y una plantilla de jugadores con grandes egos, incluyendo a Travis Bugg (Chet Hanks), un jugador wannabe rapero que roba escenas con su ridícula pero extrañamente encantadora presencia.
La serie tiene el sello clásico de Mindy Kaling: diálogos rápidos, referencias pop y un elenco que se va ganando su espacio con el tiempo. Aunque los primeros episodios tienen que equilibrar muchas presentaciones, la segunda mitad de la temporada encuentra su ritmo. Los hermanos de Isla, Ness (Scott MacArthur) y Sandy (Drew Tarver), también ofrecen momentos de comedia bien medidos, con Tarver en un papel similar al que hizo en The Other Two.

Pero el alma de Running Point es Kate Hudson. La hija de Goldie Hawn y Kurt Russell sabe de primera mano lo que es demostrar tu valía en un negocio familiar, y esa energía se siente en su interpretación. Su Isla es astuta, caótica y entrañable, con una química perfecta con el resto del cast. Es imposible no querer verla triunfar.
Si bien la serie no reinventa el género y evita conflictos demasiado serios (aquí nadie va a la quiebra ni pierde su mansión en Beverly Hills), su encanto radica en su ligereza. Es el tipo de comedia que fluye fácil, con personajes que podrían seguir creciendo en futuras temporadas. Además, el final de la primera entrega deja suficientes intrigas para querer más.
En resumen, Running Point es una serie divertida, con un gran cast y el regreso triunfal de Kate Hudson a la comedia. Si te gustan las series con vibras de Entourage, 30 Rock o Ted Lasso, échale un ojo. Y si Netflix decide renovarla, mejor aún.