En la tercer temporada de “You” que acaba de estrenarse el viernes pasado en Netflix, Joe Goldberg se enfrenta a su más grande obstáculo: el matrimonio y la vida en los suburbios. Después de dos temporadas de meterse en todo tipo de problemas gracias a su personalidad obsesiva y siempre salirse con la suya, el frío y calculador personaje que interpreta Penn Badgley, quien siempre está un paso adelante de sus enemigos, por primera vez se encuentra fuera de su elemento.
Ahora debe enfrentarse a la difícil vida de casado en la que se ve obligado a soportar a sus nuevos vecinos, un grupo de excéntricos privilegiados narcisistas gluten fóbicos y pseudo-espirituales, además de adaptarse a su nueva rutina de desveladas, desmañanadas, cambiar pañales, ir a sesiones de terapia de pareja, apoyar en los quehaceres del hogar, y ocasionalmente ayudar a su esposa a deshacerse de uno que otro cadáver.
Si, porque esto es “You”, el “en las buenas y en las malas” de la relación de Joe y Love (Victoria Pedretti) incluye encubrir crímenes, ya que esta peculiar pareja de tortolos asesinos seriales trajo cada uno al matrimonio un bagaje emocional tan grande que probablemente la camioneta de mudanza tuvo que dar más de una vuelta.
Algo que caracteriza a la serie es la ingeniosa manera en que nos permiten estar en la mente de Joe Goldberg a través del recurso de la narración. Escuchamos los pensamientos de Joe mientras justifica los terribles actos que comete durante las primeras dos temporadas, Joe se considera a sí mismo como el héroe de una película romántica, un hombre “chapado a la antigua” que todavía cree en el amor verdadero y disfraza de “caballerosidad” sus actitudes que en la vida real le harían merecedor a más de una orden de restricción.
También a través de la narración la serie nos pone en la difícil posición de empatizar con un ser despreciable, al rodearlo de personajes que, aunque no cometen crímenes, en ciertas circunstancias nos resultan más insoportables que él. Escuchamos los comentarios sarcásticos de Joe, los cuales coinciden con los del público cuando juzga a los falsos hipsters habitantes de Brooklyn, Nueva York en la primer temporada (un minuto de silencio por la deliciosamente insufrible Peach Salinger interpretada a la perfección por Shay Mitchell de Pretty Little Liars) y a los falsos hippies veganos holísticos de Los Ángeles en la segunda temporada.
En esta tercer temporada Joe y Love, huyendo de los crímenes que cometieron la temporada pasada y buscando dejar atrás el pasado y formar una nueva familia con su hijo Henry reubican su residencia a un suburbio de California, donde también existe una gran cantidad de estereotipos andantes a los que Joe puede juzgar. Merece mención especial el personaje de Sherry Conrad (Shalita Grant), que encapsula perfectamente el cliché de “mamá influencer” que documenta cada segundo de su perfecta maternidad en un blog cómicamente llamado “Heart-Shaped Mistakes” (“Errores en forma de corazón”).
Además del cambio de ubicación, cada temporada Joe se obsesiona con una mujer distinta, y se dedica a espiarla y acecharla hasta enamorarla, pero en su persecución siempre comete una serie de crímenes para quitar de en medio todos los obstáculos que se interpongan en su camino, sean amigos, familiares o ex novios de la víctima. Al tratar de encubrir estos actos, se va enredando en situaciones cada vez más inverosímiles que lo obligan a cometer aún más crímenes, hasta que se ve obligado a asesinar al objeto de su obsesión.
La segunda temporada parecía ir por la misma línea, hasta el giro al final de la temporada cuando descubrimos que Love, quien parecía ser la chica perfecta (ayudó que la interpreta la carismática Victoria Pedretti de Haunting of Hill House) escondía una personalidad igual o más desquiciada que la de Joe. Justo cuando Joe está a punto de asesinarla, Love le revela que espera un hijo de él.
Es así como encontramos a esta peculiar pareja al inicio de la tercera temporada, tratando a toda costa de mantener a flote este matrimonio y evitando sumar más cadáveres en su larga lista. La principal diferencia entre ambos radica en que, aunque los dos son capaces de actos inmencionables, Joe es en extremo cuidadoso y calculador, siempre pensando antes de actuar para encontrar la manera de evitar sospechas, y Love es impulsiva y controlada por sus emociones, que la orillan a actuar sin considerar las consecuencias. ¿Qué es peor? ¿Tener la sangre fría de calcular tus crímenes paso por paso y además justificarlos, o tener tan poco autocontrol que en un arranque de ira eres capaz de asesinar a tu vecina con un machete?
En su tercer temporada “You” se convierte en una especie de análisis del matrimonio, de como cuando dos personas deciden unir sus vidas lo hacen bajo el embrujo del enamoramiento el cual no les permite dimensionar todo lo que esta unión implica, ya que deben aceptar tanto lo bueno como lo malo de su cónyuge.
En el segundo capítulo vemos una escena en la cual Joe y Love acuden a una sesión de terapia de parejas, durante la cual, como en cualquier matrimonio, discuten acerca de una situación específica, en la cual no logran ponerse de acuerdo sobre quién tiene la razón. Pero al tratarse de ellos dos, la discrepancia a la que se enfrentan es acerca de la manera de deshacerse de la evidencia de un crimen.. La epifanía a la que llegan durante la sesión es que los dos están aterrados de mostrarse tal cual son a su pareja por temor a que si la otra persona los ve como realmente son, salga huyendo despavorida. Este es un sentimiento que no es ajeno a cualquier pareja que está pasando por una crisis, pero en el particular estilo de “You”, aquí es llevada al extremo.
Los escritores de la serie decidieron romper el patrón de las temporadas anteriores, en el cual Joe siempre operaba en solitario. Al juntarlo con Love, alguien que conoce sus todos sus secretos y además tiene su propio historial macabro, la serie ha adquirido nueva vida y se abren muchas historias por explorar. Por momentos la serie nos hace empatizar con esta pareja de asesinos, y hasta hace que deseemos que este par de chicos por fin arreglen sus problemas y hagan funcionar su matrimonio. Tal vez porque pensamos que si dos personas tan enfermas como ellos pueden encontrar el amor verdadero, entonces tal vez no sea tan difícil para el resto de nosotros.
Pero, siendo quienes son Joe y Love, siempre está a la vuelta de la esquina un nuevo giro en la trama, un nuevo crimen que encubrir. Al avanzar la temporada, algunos de estos giros se sienten orgánicos, pero otros pueden parecer metidos con calzador, lo que nos hace pensar que la serie ya corrió su curso y ya no hay más historias que contar. Netflix parece no opinar igual ya que previo al estreno de la tercera temporada anunciaron que preparan una cuarta, así que todavía hay Joe Goldberg para rato.